Decimotercer día

Todo el que escribe un blog, escribe para que le lean, sino ¿para que lo escribe?

Yo escribo y me gusta que me lean, pero no es mi objetivo fundamental; en esta ocasión escribo para tener un baúl de recuerdos de estos días. Uno de los widgets que he implementado en el blog, es un geolocalizador contador de las visitas que tengo. Pero además cada día consulto las estadísticas del blog; me sorprendió tener un visitante en Mayotte.
Para quien no lo sepa, Mayotte es una isla del archipiélago de las Comores. Es un departamento de ultramar francés.
Y sé quien me leen desde allí, es Marina, mi sobrina, una joven estupenda. Solo por ella, merece la pena seguir cada día con este diario del confinamiento.
Gracias Marina por tus comentarios, por dedicar parte de tu tiempo a leer lo que escribo y por ser como eres.
Este blog tiene mucha menos difusión que “Cosas mías”, acaba de nacer. 
Hoy llueve, las nubes cubren el cielo y han bajado la temperatura. Los valencianos no estamos acostumbrados a ver el cielo tantos días gris.


Esta tarde he hecho un bizcocho de chocolate siguiendo la receta de mi amiga Maribel; justo cuando lo sacaba del microondas ha empezado en televisión la conexión con el Vaticano para escuchar las palabras del Papa Francisco y recibir la bendición Urbi et Orbi. Impresionaba la visión de la plaza de San Pedro vacía bajo la lluvia.

Hoy además de los aplausos, hemos felicitado el cumpleaños de una vecina y como siempre se ha terminado el momento con el Himno Nacional.

Hasta mañana.