Día trigésimo primero

Hace unos días,  hablando con Daniel, me dijo que había ido en bicicleta a tirar cartas al buzón para dos compañeros del colegio. La carta seguramente consistía en algún dibujo porque aún no sabe escribir.  Ahora empieza a leer y ayer pensé que era buena idea escribirle una carta.
Hoy tenía que ir a la oficina de correos para solucionar un problema con mi tarjeta prepago de Correos y así aprovechaba para mandar la carta a Inglaterra.
La primera vez que salí a la calle desde que se impuso el estado de alarma, fue a correos, era el segundo día de confinamiento y mi experiencia no fue agradable como ya conté en el diario. La experiencia de hoy ha sido peor,ha sido francamente desagradable, aquel día en la cola de la acera era la tercera, hoy al llegar tenía por delante unas 15 personas y se avanzaba muy lentamente, casi 45 minutos de espera, con la mascarilla al respirar se me empañaban las gafas; al final he entrado he mandado la carta, hasta aquí sin problemas, pero cuando he dicho que tenía problemas con la tarjeta MasterCard, se han torcido las cosas. Me ha caducado, por la app he visto que del saldo me han descontado los 6 € que te “roban” por la renovación, pero la nueva tarjeta no me ha llegado, la tarjeta no me sirve para comprar por la Internet porque cuando te piden la fecha de validez aparece como caducada; respuesta de la funcionaria: “aguantese, a mí me pasa lo mismo”, le he dicho que esa era una respuesta que no me vale, que necesito la tarjeta, y continua, “trabajamos con servicios mínimos”, mi indignación iba en aumento, se puede y se debe trabajar telemáticamente y el asunto de la tarjeta se podría solucionar así, pero no, la negligencia de algunos funcionarios de correos lo hace imposible; para acabar con mi paciencia, la incompetente de la funcionaria añade “yo no tengo la culpa”, le  ha faltado decir que la culpa es del coronavirus, he tenido que morderme la lengua y he vuelto a casa. 

Algo bueno parece que hemos aprendido de esta situación, ya parecemos ingleses haciendo cola, la gente no se cuela y espera con estoicidad. Hacer cola es un rasgo de la cultura británica, lo llevan en el ADN.
George Mikes en su libro “How to be an Alien” (Como ser un Alien), dice que los ingleses tienen una pasión nacional: el “queueing”, y  ¿qué es eso del “queueing”? pues es hacer cola, cola para todo, les encanta. Además hacen una cola ordenada, de uno en uno, no se empujan, se puede abandonar la cola por un momento y se puede volver al lugar original sin que nadie proteste, lo mismo que si se añade un familiar o amigo y en las cola largas e inmóviles, pueden dejar una bolsa u objeto y al volver recuperar el turno y el objeto. Increíble en España y en otros países. Hacer cola tiene su verbo en inglés: queue.
Eso lo sabe bien Marina, una de mis fieles lectoras del blog y que hoy cumpleaños, ¡felicidades Marina!
regalo para Marina
Una efeméride de hoy: en 1915, tal día como hoy, falleció el Padre Coloma
al que se le atribuye, erróneamente, la creación del Ratón Pérez. Desde luego fue el que lo popularizó en España, en 1894 le encargaron que escribiera un cuento para el futuro rey Alfonso XIII, cuando a los 8 años, le cayó un diente. Sin embargo, Benito Pérez Galdós en la novela “La de Bringas”, escrita en 1884 y ambientada en 1868, compara al personaje Francisco Bringas, al que pinta como avaro y tacaño, con el ratoncito Pérez. Si hizo esta comparación es porque el ratoncito Pérez ya era conocido.
Precisamente este año, el 4 de enero, se cumplieron los 100 años del fallecimiento de Don Benito.
Otra efeméride de hoy: en 1931 se proclamó la Segunda República española, régimen que sucedió a la monarquía de Alfonso XIII, al que precisamente el Padre Coloma dedicó su libro.
Y también tal día como hoy pero en 1912 naufragó el Titanic al chocar contra un iceberg.
Tarde tranquila leyendo y oyendo música. HdA.
Cena, un rato de televisión, y a dormir.
Hasta mañana.