Ha
amanecido el día con el cielo nublado. En Hiscott ha salido el sol.
Mañana
los niños van a poder salir a la calle, con condiciones, pero saldrán.
Creo que cada familia es un mundo, y que cada niño está viviendo el confinamiento de una manera distinta, no es lo mismo ser hijo único que tener hermanos, no es igual estar en un piso de una ciudad o estar en una casa de pueblo; no todos pueden comprender la necesidad del confinamiento y sus consecuencias. Son los padres los que deben de procurar que esta situación sea aceptada y tolerada de la mejor manera posible.
Creo que cada familia es un mundo, y que cada niño está viviendo el confinamiento de una manera distinta, no es lo mismo ser hijo único que tener hermanos, no es igual estar en un piso de una ciudad o estar en una casa de pueblo; no todos pueden comprender la necesidad del confinamiento y sus consecuencias. Son los padres los que deben de procurar que esta situación sea aceptada y tolerada de la mejor manera posible.
Los
errores de los que nos desgobiernan, si somos benevolentes, pueden ser
atribuidos a la novedad de esta situación, pero lo que pasó el día 21 de abril
no tiene disculpas. Cuantas sandeces
tuvimos que oír o leer ese día: después del consejo de ministros en el que
trataron de las medidas de alivio del confinamiento infantil, la ministra María Jesús
Montero dijo: "A
partir del día 27 de abril los menores de 14 años podrán acompañar a un adulto
en las actividades que permite el estado de alarma", y matiza recordando que se trata de las compras en el supermercado o la farmacia o hacer
gestiones en los bancos "sin límite
temporal".
El
país entero con las manos en la cabeza. Pasadas las horas el Desgobierno
rectifica: los menores de 14 años podrán salir a pasear desde el mismo domingo
26 de abril; el ministro Illa no quiso dar más detalles, "Las condiciones concretas las daremos a conocer en próximos días”. Y mañana llega el día del alivio del confinamiento para los niños y tal vez en mayor medida para sus padres.
Las condiciones del paseo han despertado muchas preguntas, algunas de respuesta compleja, pero la mayoría se contestan con sentido común, por desgracia el menos común de los sentidos.
En los jardines, en el monte, en el campo y en la playa no está el virus. El virus está en los pomos de las puertas, en los botones del ascensor, en los pasamanos de escaleras, en las barandillas y eso es lo que no deben de tocar los niños. Y como los niños lo tocan todo pues el padre responsable tendrá que preocuparse de que no lo hagan.
Ayer
en Valencia hubo 171 nuevos casos de coronavirus, de ellos 50 sanitarios, 34 “residentes”
(como ahora llaman a los mayores que viven en Residencias) y 23 trabajadores de
residencias. Hagan cuentas y concluirán como yo donde está el peligro.
Cuando
era niña, la vida era de otra manera, ni mejor ni peor, distinta. Los que me
conocen lo saben, nací en Valencia en 1951, soy la mayor de 10 hermanos y en mi
casa no había televisión ni videoconsolas, teníamos muchísimos libros y teníamos un cuarto, la leonera,
en la que había una gran pizarra y un montón de juguetes. Como creo que dije, tenía
juegos que en España no se conocían, los que la tía Mariam nos traía de
Alemania. Jugábamos en los Viveros y les dábamos de comer a las palomas. Todos
los fines de semana salíamos a pasar el día en el campo y comíamos de
bocadillo sentados en el suelo o en una lona (el típico pic-nic), Íbamos a Portaceli a coger espárragos, a Canet a coger naranjas o a
la playa, y en verano, pasábamos un mes en una masía de la Sierra de Gúdar, a la que teníamos que llegar andando por la montaña o en caballería, no teníamos ni luz, ni agua corriente, ni teléfono. Disfrutábamos de la naturaleza plenamente.
Creo
que los niños de ahora tienen muchas cosas pero no sé si juegan y se divierten tanto.
Para notar que es fin de semana, no he limpiado la casa, solo he puesto la lavadora y he tendido. He hecho la comida y por la tarde como siempre, un rato de televisión, he estado viendo "Tienes un email", no sé cuentas veces la he visto, me gusta y me gustan las margaritas como a Kathleen Kelly y a Daniel, en Canet florecieron antes el confinamiento y las pude disfrutar.
A las 19 horas cacerolada sonada, seguro que contra el gobierno, yo no he salido, lo que me faltaba, estropear las cazuelas por culpa del Gobierno.
Hoy me ha llegado un vídeo del excéntrico Spiriman, un impresentable. Ahora dice que nada de aplausos, que salgamos con sabanas y banderas blancas para reclamar mascarillas y no sé cuantas cosas más. Este tipo ha perdido el norte, el norte lo tiene perdido desde siempre, es del sur, de Granada, se hizo famoso liderando la lucha social por la sanidad pública en Andalucía, pero ha derivado en fantoche que solo sabe insultar y provocar, ha tenido 3 expedientes sancionadores, varios litigios y condenas por su deriva radical. Insulta a todos: políticos, profesionales sanitarios, miembros de la carrera judicial, a todo el que se le cruza por delante. Este individuo es el que al principio de esta crisis se paso semanas diciendo en sus redes sociales que el coronavirus era una enfermedad leve: “Estáis histéricos por un catarrito de nada , estoy harto de alarmistas
que opinan sin saber”
Yo seguiré aplaudiendo y ya di mis razones.
HdA, hoy se ha convocado la "fiesta de los paraguas", hemos salido a los balcones con paraguas que han dado una nota de color al barrio, además de los aplausos de rigor, hoy se ha guardado un minuto de silencio.
Cena, una peli en televisión, la de la TVE-1. A dormir. Mañana será otro día.







