Vigésimo día

Durante el confinamiento, y sometidos a unas normas, podemos salir de casa a comprar alimentos y artículos de primera necesidad.
Para salir a comprar lo primero que hay que hacer es prepararse, no cojo el bolso ni las llaves de casa, en un bolsillo pongo el DNI y la Visa, y en otro pongo el móvil con bluetooth y un paquete de toallitas desechables impregnadas de alcohol para limpiar los botones del ascensor y los pomos de las puertas que tenga que atravesar. Me pongo los auriculares manos libres, mascarilla y guantes y con la bolsa de la compra salgo de casa.
Si en la puerta del supermercado hay cola, hay que respetar una distancia de 2 metros del que nos precede y del que nos sigue, (en Mercadona han marcado rayas en la acera). Al entrar en el supermercado hay que seguir las instrucciones que marca el establecimiento, solución hidroalcohólica para las manos, otros guantes sobre los que ya llevo y no cojo carro porque directamente pongo lo que compro en la bolsa. Por el supermercado vamos como zombis, mirándonos con recelo unos a otros.
Estoy contenta porque he podido salir a Mercadona y a correos pero me gustaría poder ir a comprar al “chino”.
Los “chinos” no abren y no lo entiendo, venden artículos de primera necesidad, ¿A dónde vamos a comprar cuando necesitamos un bolígrafo, un lápiz,  un paquete de folios, y tantas otras cosas que necesitamos cada día?
Yo compro la lana para los amigurumis en los “chinos”, y me estoy quedando sin existencias. Esta mañana he remendado unos calcetines, porque yo remiendo calcetines si se tercia, y se me está acabando el hilo negro, no puedo bajar al “chino” a comprar una bobina de hilo, voy a tener que zurcir los calcetines negros con hilos de color.
No se compra por la Internet un carrete de hilo.
Cerca de casa tengo varios chinos muy bien surtidos, en los que prácticamente se puede comprar de todo, desde flores a bombillas…. Echo mucho de menos bajar al “chino”.
A China ya fui en 1999. Un de los maravillosos viajes que he tenido la fortuna de hacer. Hacía solo dos años que había muerto Deng Xiaoping y 10 años de la matanza de la plaza de Tiananmén, viajar a China, como turista, era algo extraordinario.
me pidieron hacer la foto conmigo
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en el paso de Badaling 
Os voy a contar una anécdota que me ha sucedido con Amazon.  Para comprar por Amazon tengo una tarjeta monedero, una prepago de Correos; todas las experiencias han sido positivas, hasta aquí todo como debe de ser. Antes de esta situación de confinamiento, el día 25 de febrero, compré por Amazon un gadget para la cocina; la fecha prevista de llegada del pedido era el 24 de marzo. La información de entrega en la aplicación indicaba que llevaba retraso y ponía que me pusiera en contacto con el vendedor; el día 30 de marzo mandé un mensaje diciendo que no había recibido el pedido y el día 31 me contestaron. Además de disculparse, me indicaban que me devolvían el dinero, que lo ingresaban en la cuenta desde la que había pagado y que si más adelante recibía el paquete lo considerara un regalo; a las 24 horas ya me habían ingresado el dinero. Sigo todavía boquiabierta. Tras esta experiencia me han ganado como comprador. No sé cuando, pero tengo la sensación de que me va a llegar el pedido, lo tiene retenido en Madrid un transportista local. Yo sigo asombrada con Amazon y con el vendedor que es chino.


En las capturas de pantalla podéis ver todo el proceso.

Después de una lluvia ligera durante la noche, ha salido el sol.
La Misa desde la Basílica la ha celebrado Monseñor Arturo Ros, obispo auxiliar de Valencia; me gustan sus homilías, por lo que dice y como lo dice, es elocuente y a la vez muy próximo. Me recuerda al Padre Henry.

He empezado a tejer un osito que me ha encargado Daniel. Ayer terminé el Tyrannosaurus rex. Un día pondré la foto. Una rato de lectura, un momento para rezar el Rosario y la hora de los aplausos.  
Hoy ha sido un día muy especial, os cuento, Amalia me ha dado una sorpresa, conoce a un joven del Club Coll Vert, los que organizan los aplausos. Les ha dicho que ayer fue mi 45 aniversario de boda; de pronto por megafonía, además de felicitarme el aniversario han dicho que tenían un mensaje para mí desde Inglaterra de mis hijos y nietos y se han oído las vocecitas de Daniel y Samuel  felicitándome; Amalia se ha puesto en contacto con Lucia  y ha conseguido el audio. Muy emocionante, lagrimas incluidas, indescriptible el momento. 
¡GRACIAS AMALIA!
Otro día más y otro día menos. Buenas noches