Día trigésimo octavo

Valencia, la ciudad al menos, ha amanecido con una lluvia fina y el cielo gris.
Hay tantas cosas sobre las que me gustaría escribir…. Tengo que secuenciar su publicación.

Cuando empezó el confinamiento imaginaba que no duraría tanto y que me faltarían días para publicar todo lo que se me ocurría, ahora pienso que me van a faltar ideas y eso que como ya habréis comprobado, imaginación no me falta.
El confinamiento se está haciendo muy largo y tenemos que pensar que el coronavirus no solo afecta a nuestra salud física, también está dejando huella en la salud mental de la población.
La OMS define la salud como  “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Esta definición tiene sus cosas buenas, pero introduce un termino muy subjetivo “el bienestar”, además es un mismo concepto de salud se aplica a todos los grupos sociales y a todos los períodos históricos por igual. Creo que no se puede generalizar, a nadie se le escapa que un “enfermo” diabético puede gozar de “bienestar” y no sentirse “enfermo”; que no es el mismo “bienestar” el que puede tener un canadiense que el que tiene un paria en la India.

La salud depende de la interacción de múltiples factores sociales, políticos, económicos, culturales y científicos y en ultima instancia depende del concepto de bienestar que como he dicho ya, es subjetivo.
Pero voy a lo que interesa, la OMS se fija en la salud mental.
Hay salud mental cuando hay un equilibrio entre las emociones, las funciones cognitivas y la conducta. Este equilibrio permite que actuemos de manera responsable en nuestro entorno familiar, social y laboral, y así gozar de bienestar.
Las personas emocionalmente sanas controlan sus pensamientos, sus sentimientos y su comportamiento. Son capaces de enfrentarse a los desafíos que cada día nos plantea la vida y se recuperan de los contratiempos. Tienen una autoestima adecuada y es buena su relación con los demás.
A veces la vida nos pone a prueba, nos plantea situaciones que superan nuestras capacidades, y esta situación es una de ellas.
Llegados a este punto tenemos dos opciones: dejarnos vencer y sentir que hemos fracasado o sobreponernos y salir fortalecidos, apostar por la resiliencia.  Mañana dedicare la entrada a la famosa resiliencia.
Esta crisis nos brinda una gran oportunidad:  el mejor conocimiento de nosotros mismos que nos va a ayudar a crecer emocionalmente.
Lo normal, en estas circunstancias que estamos viviendo, es sentir miedo, miedo porque nos enfrentamos a algo desconocido. Ante este miedo se trata de comprenderlo y poner medidas para sobrellevarlo.
Tenemos que evitar los pensamientos que nos limitan y cambiarlos por otros más adaptativos y flexibles.
Un ejercicio de introspección, y ahora tenemos tiempo para hacerlo, nos ayuda a descubrir lo que en realidad queremos. Y ¿qué queremos? pues cada uno quiere unas cosas.
Nos tenemos que  plantear objetivos y deseos basados en la realidad, no sirve de nada desear lo imposible.
Hemos de ver si estamos reaccionando ante lo que nos ocurre de forma adecuada o si estamos exagerando las cosas.
Es muy peligroso caer en la "sobreinformación", algo que está pasando. 
En lo posible hay que mantener las relaciones sociales y en estos momentos es clave echar mano de la tecnología; afortunadamente muchos disponemos de ella.
Para mantener la salud mental es tan negativa la ira como la euforia excesiva, ambos estados se convierten en unas gafas que nos impiden ver la realidad.
Y ya lo dijo don Ramón de Campoamor en su poema de 1846 “Las dos linternas”:
Y es que en el mundo traidor
nada hay verdad ni mentira:
todo es según el color
del cristal con que se mira.
De las gafas con las que se mira la pandemia también habría mucho que hablar, otro día lo haré.
Lo que está claro es que un buen equilibrio mental nos ayudará a afrontar esta crisis.
La lluvia ha seguido todo el día.
Por lo que me han comentado mis hermanos Salvador y Herminia, por no oír al cardenal Cañizares,  ayer me perdí la predicación del dominico P. Vicente Grau en la Misa Pontifical de la catedral. Ya la tengo localizada en YouTube y cuando tenga un momento la escucharé.
Tarde tranquila. Para cenar he hecho una torta de verduras.
HdA. Cena, a dormir y hasta mañana.

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