Me he
levantado cansada, he dormido poco, el sueño no ha sido reparador. Me fui a la
cama muy triste.
A última hora
de la tarde me había enterado de que el Padre Henry había muerto y por la
noche, después de cenar, P. me suelta: “tendremos que cambiar la fecha de los
vuelos de junio, habrá que retrasar el viaje”; no dije nada y al momento añade:
“tal vez este verano no puedan venir los niños a España”. Seguí callada. No entiendo porque dijo esto;
¿a caso envidia mi actitud ante este drama que estamos viviendo?, no me ha oído
una queja, no me ha visto en 32 días una mala cara, ¿por qué lo dijo?.
Procuro ser
optimista pero no soy militante del movimiento positivista, prefiero ser
realista, y no puedo hacer como que no pasa nada, porque pasa. Estamos viviendo
un drama, con colores, con aplausos, con música, pero un drama.
Nadie me ha
preguntado que es lo que más deseo hacer cuando termine esta pesadilla, si me
lo preguntaran, sin pensarlo diría que quiero ir a Inglaterra a estar con mis nietos,
nada me hace más ilusión en este momento.
El
coronavirus me hizo cancelar el viaje de marzo pero no va a quitarme las
ilusiones.
Ha amanecido
el cielo con nubes altas, con mejor pinta que ayer.
Mi musa
inspiradora hoy no ha estado en forma.
He querido
distraerme y casi lo he conseguido.
Con millones de personas en todo el mundo
quedándose en casa en medio de la pandemia de COVID-19, surgen ocurrencias muy
afortunadas.
Friedrich Nietzsche dijo: "Ohne Musik wäre das Leben ein Irrtum" (sin música la vida sería
un error).
Estos día me gusta oír "Gracias a la vida" en la voz de Joan Baez.
¿Quién les iba a decir a los Bee Gees, cuando
en 1977 publicaron su canción, que iba a salvar vidas?.
En 2008 un grupo de investigadores de la
Escuela de Medicina de la Universidad de Illinois publicó un trabajo en el que se
afirmaba que "Stayin' Alive" tenía el
ritmo perfecto para llevar a cabo una reanimación cardiopulmonar (RCP).
En España la canción que se recomienda para
seguir la cadencia de las compresiones en la RCP es La Macarena.
Pero volviendo a la canción de Bee Gees, la
canción además de salvar vidas en las paradas cardiorrespiratorias, en la
pandemia del coronavirus nos invita a quedarnos en casa, a adoptar las medidas
de higiene y de distanciamiento que esta situación impone.
Todo lo que esta sucediendo en el Mundo me
llena de dolor, pero he de sobreponerme y adaptarme. Mentiría no admitiendo que
siento envidia de algunas cosas:
- Envidio a los neozelandeses que viven en uno de los países del mundo que, según los expertos, mejor está manejando la crisis del coronavirus y además todos los miembros del Gobierno neozelandés con la Primera Ministra a la cabeza, verán rebajada su retribución un 20% como reconocimiento a los sacrificios de los ciudadanos por las medidas de contención decretadas.
- Envidio a los portugueses, nuestros vecinos, por el patriotismo demostrado por toda su clase política en esta crisis.
- Envidio a los ciudadanos de países en los que las medidas para controlar al coronavirus son recomendaciones y no imposiciones, y además las cumplen.
Con tristeza veo que el mundo se está volviendo
loco y en muchos países estamos a merced de las decisiones que toman unos
gobernantes arrogantes y psicópatas.
A ratos siento rabia, creo que es normal.
El
día a transcurrido por lo demás tranquilo. Me he dado un homenaje y me he tomado un gin tonic a media tarde.La HdA se ha dedicado a los niños, han puesto canciones infantiles de películas de Disney.
Cena, televisión y a dormir, a ver si esta noche puedo conciliar el sueño.
Hasta mañana
Espero que hayas podido dormir
ResponderEliminarComo no vas a sentir rabia, tristeza y otros tantas emociones...humanas :)
ResponderEliminarY es de ser humano inteligente permitirse sentirlas.
Espero que estés bien.
Un abrazo :)
Marina