Martes gris, y en
Hiscott soleado.
Y yo me alegro mucho
por dos razones, la primera porque mis nietos puedan salir a disfrutar del
jardín y a pasear por el bosque y la segunda porque mi huerto y jardín en Canet
se mantiene mejor, con menos horas de sol necesitan menos riego. Gracias a Dios
en Valencia, la semana pasada llovió por la noche varios días.
También estoy
tranquila porque ayer mi marido se dio una vuelta por allí y vio que todo
estaba bien y bastante húmedo. No se saltó el confinamiento y me explico: él
trabaja como consultor en una clínica de Castellón y tenía que ir para ver a
unos pacientes. Le hicieron un salvoconducto y el viaje de Valencia a Castellón
lo hizo en dos etapas, parando en Canet que está a medio camino.
Cosechó las habas y
no pudo traer nísperos porque los pájaros han dado buena cuenta de ellos.
La contaminación es
perjudicial, nadie lo duda, pero yo en ocasiones he pensado que el exceso de
limpieza tiene sus inconvenientes.
El uso frecuente de
jabones agresivos da lugar a la pérdida del manto protector hidrolipídico de la
piel, hay que tener en cuenta donde está la frontera entre la higiene y el
exceso de ella. El exceso puede provocar infecciones, dermatitis y otros
inconvenientes.
Y muchas veces he
pensado que el exceso de limpieza del agua y de la arena de la playa, al menos
en Canet, ha conducido a la desaparición de los cangrejos y las tellinas.
Cuando era niña e
iba a la playa, me divertía coger cangrejos en la orilla, observando la arena
podías suponer donde había un cangrejo debajo, en ese punto cogías un puñado de
arena, lo lanzabas para escamparla y veías salir al cangrejo, con su gracioso
andar, hacia el agua. Siendo ya estudiante de medicina, una tarde vi un
señor que tenia unos trozos de caña clavados en la arena, a las cañas tenia atado un cordel que en el
extremo tenía algo extraño, al acercarme pude comprobar que era el catedrático
de microbiología, que la cosa rara eran intestinos de pollo y que lo que estaba
haciendo era coger cangrejos que por lo visto atraídos por el olor desagradable
de las tripas salían de la arena.
En aquellos tiempos, a mano, yo cogía tellinas
en cantidad suficiente para un aperitivo. Volvíamos a casa con las plantas de
los pies con manchas de alquitrán, porque en la orilla de la playa había
pequeñas pellas de alquitrán; en casa había un frasquito con petróleo, con un
trapo y un pequeño cuchillo sin filo para quitarnos el alquitrán de los pies.
Cuando la tragedia del Prestige me enteré de que no es lo mismo el alquitrán
que el chapapote.
![]() |
| el verano pasado cogí 3 cangrejos |
Ahora no hay
alquitrán , no hay cañas, no hay basura de la que antes salía arrastrada por el
agua de las acequias hasta la playa. Pero no hay tellinas, no hay
cangrejos y pienso que su desaparición se debe a la excesiva limpieza de un
medio natural como es la playa, por lo visto ya no es tan natural.
Se eliminan
bacterias beneficiosas, desaparecen las abejas, nos invaden los mosquitos,
tiene que haber depredadores y presas y se está alteran el equilibrio de los
ecosistemas.
Tanta “limpieza”
nos hace muy limpios pero más débiles. Todos los excesos son malos y hemos
llegado hasta aquí por el exceso de confianza de algunos y no quiero señalar a nadie.
Y lo dejaré aquí,
no quiero ponerme de mal humor.
Hoy hemos comido fabada. La hice ayer por la tarde porque de un día para otro me sale mejor. La hemos acompañado de unas guindillas para hacer una buena digestión y de una botella de Pago de los Capellanes.
Por la tarde un rato de ganchillo, lectura, costura y lectura y contestación de mensajes de Whatsapp.
HdA. conexión por Facetime con Inglaterra. Cena, un poco de televisión y a dormir.
Hasta mañana, buenas noches.
Hasta mañana, buenas noches.







Me ha dado por pensar también en la gente que se lava el pelo todos los días. Eso debe también ser malísimo, tanto champú.
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