Día trigésimo noveno

Hoy se celebra el día de la Tierra, el 50 aniversario de esta celebración se dedica a un insecto fundamental para la vida en este planeta: la abeja a la cual además de la miel y la cera le debemos la polinización, la polinización que hace posible  2/3 de las cosechas y el 85 % de las flores.
Pero hoy es noticia la continua desinformación del Gobierno, ayer se superó, en cuestión de horas se rectificó a si mismo. Todos estáis al tanto de lo que hablo.
Ayer dije que hoy escribiría sobre la resiliencia.
La resiliencia desde el punto de vista de la ingeniera, es la propiedad de un material que permite que recupere su forma o posición original después de ser sometido a una fuerza.
La RAE en su primera acepción la define como “Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos” y la Psicología añade a esta definición que además de hacer frente a situaciones potencialmente traumáticas , podemos salir fortalecidos de ellas.
 
A todos nos ha llamado la atención alguna vez, que ante situaciones catastróficas o la  perdida de un ser querido, hay personas que reaccionan de una forma admirable y envidiable.
Esas personas son resilientes, tienen la capacidad para superar episodios de dolor   emocional y situaciones adversas y salen fortalecido de ellas.
La resiliencia tiene dos componentes: la resistencia frente a la destrucción y la capacidad de tener un comportamiento positivo pese a las circunstancias difíciles.
La resiliencia no es la ausencia de dolor, no trata de evitar la dificultad, la persona resiliente hace frente con valor a los problemas, se sobrepone y recupera el estado de equilibrio previo a esa situación.
Mi esponja es resiliente
Pero la resiliencia no es una cualidad innata, algo que tenemos o no tenemos por los caprichos del destino o por nuestra buena fortuna. La resiliencia es algo que todos podemos desarrollar, aunque en ocasiones para lograrlo sea necesario modificar algunas de nuestras convicciones y hábitos. Algunos lo tienen más fácil gracias a la educación recibida en la familia desde niños.
Una persona resiliente está totalmente convencida de que la vida tiene sentido, acepta la realidad tal y como es y tiene una gran capacidad para mejorar.
Se conocen y son creativas, confían en sí mismas y en sus posibilidades.
Cualquier adversidad o dificultad es una oportunidad para aprender y crecer. Son flexibles, al mismo tiempo que tenaces y con gran perseverancia; evitan luchar por causas perdidas, no se recrean en el dolor, no se quejan y su sentido del humor es envidiable.
Las personas resilientes no son idealistas, son realistas, son objetivas, aunque eso sí, siempre ven la vida desde un punto optimista.

Si os lo proponéis todos podéis ser resilientes: empezad por cuidaros a vosotros mismos, no perdáis la esperanza, marcaos metas y perseguirlas, aceptad que el cambio es parte de la vida, evitad ver las crisis como obstáculos insuperables y  huir de las personas tóxicas.
Si sois resilientes podréis hacer frente a las tormentas de la vida.
Si creéis que podéis aprender con las experiencias de la vida sean positivas o negativas seguiréis creciendo  y madurando.

Todos conocemos casos de superación personal, para mi, un gran resilente fue Victor Frankl, del que en la cabecera del blog, tengo una frase, tal vez no todos lo conocen pero a la que seguro que todos conocen es a la Madre Teresa de Calcuta.
Ha llegado por correo postal, la tarjeta prepago de Correos, más vale que no os cuenta lo que pone la carta en la que se adjunta. En fin, otra cosa solucionada.
El día ha discurrido entre nubes y sol. No hace calor.
Sigo sin pasión la información de radio y televisión, y me creo…. lo que me creo, estoy harta de mentiras y de manipulación.

La tarde ha sido tranquila, labores (he terminado el osito), lectura, música, oración y así hasta la HdA.

2 comentarios:

  1. Muy interesante.
    Cada persona es un mundo pero yo no sé hasta qué punto creerme a alguien que se muestra positivo como si nada ante una desgracia. Quiero pensar que es un mecanismo de defensa ante el mismo estado de shock, el primer escalón para elaborar bien un duelo.

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  2. No me interesa el positivismo a ultranza, lo conveniente es la aceptación y la adaptación cuando no tenemos la solución de los problemas. Besos guapa. Buenas noches.

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